Sólo el hábito evita la dieta.
¿Cuántos libros no habrás visto con la promesa de iniciarte en cómo adelgazar y no volver a engordar? ¿Cuánta gente conoces que, con gran esfuerzo, ha hecho una dieta y luego les ha servido de poco?
Yo mismo he caído en más de una ocasión en la tentación de estudiar relatos, recetas y dietas con resultados decepcionantes. Finalmente, tras la pista más general de cómo cambiar de hábitos, he podido hacerme un resumen de lo que, en mi opinión, pueden ser referencias útiles para no llevarnos a engaño y acometer tal empeño con un horizonte de verdadero cambio mantenido en el tiempo.
Aunque sea un tema sorpresivo en este blog, creo que vale la pena compartir aquí mis aprendizajes valiéndome no sólo de lo de “Mens sana in corpore sano.” sino también de que este puede ser un buen ejemplo igualmente aplicable a muchos otros cambios. En fin, ahí van mis sugerencias, espero que os resulten útiles:
- No confundas propósito con objetivo: Pregúntate ¿Qué quieres ser? y no ¿Cómo quieres estar? Mejor “En cierta medida quiero ser deportista” que no “Voy a estar machacando gimnasio una buena temporada.” Mejor “Quiero ser cuidados@ con mi alimentación.” que no “Quiero estar delgada como cuando tenía veinte años.”
- Planea tus compras. Procura que la gran mayoría de alimentos no contengan ingredientes adicionales. Nada de procesados. Sí congelados. Y planea también tus “cardios” (paseos, caminatas, stretch, BTT…) Productos Eco bienvenidos.
- Disfruta de tus obligadas excepciones. Pero NO las extiendas más de lo necesario. Una cena es una cena no “ya que…” todo el finde barra libre.
- Reserva tiempo (idealmente a diario) para cocinar. Ganar tiempo al tiempo es pieza esencial en la pretensión de un cambio de hábitos. Estudia con detenimiento tus “tiempos basura” delante del televisor, el móvil…
- Plato único. Sirve sólo un plato a la mesa. Que contenga lo que quieras, pero solo un plato. Si al principio queda hambre piensa que es cuestión de pocas semanas para que desaparezca. Mejor hambre que plato limpio. El tupper se inventó para algo.
- Anda ya!! Muévete. Sube y baja escaleras, vete andando a todo lo que tengas a tiro. Define tu radio de compromiso para ir andando y revisa tiempos. Te sorprenderás.
- Ponles ritmo y música a tus caminatas… Márcate un tiempo musical mínimo. Facilita el cumplimiento con “metas volantes” realistas y asequibles. Actualiza constantemente acciones a realizar en actividades inmediatas. Los puntos de inflexión los marca el saldo: aún me queda motivación, perfecto; estoy cayendo en la extenuación y el amedrentamiento, basta! Reduzco tiempo y/o intensidad.
- Déjate acompañar. Arrancar cuesta, pero cuesta menos si tu entorno te apoya y/o participa. Compartir experiencias ayuda, pero eso no quiere decir que lo que valga para uno encaje igual para el otro.
- No más excusas. Prioridad UNO. Establece tus rutinas. Elimina las pérdidas de tiempo y optimízalo administrándolo mejor en actividades que apunten a tu propósito. Si insistes un poco pronto se convertirán en hábito saludable. Y el hábito poco a poco hará de ti el ser deseado. Recuerda que la falta de tiempo es la excusa reina para no cambiar ni avanzar: No la admitas más.
- Experimenta, cambia, adapta, mejora… pero no lo dejes, ya te has decidido, y es para toda la vida.
Foto de Randy Tarampi en Unsplash