Propósito
Al propósito vital, sentido de la vida, hay que añadirle metas volantes, objetivos a corto plazo que nos motiven a su más inmediata consecución. Si bien fin de año es época tradicional para ello, no lo es menos el mes de septiembre, momento de arranque tras un más largo espacio de sosegada desconexión de inercias y automatismos.
Pues bien, me complace exponeros mi propósito sobre valores en los que quiero ahondar en los próximos meses por si os pudieren resultar inspirativos.
Así de corrido me vienen estas tres palabras: Simplicidad, Honestidad y Autenticidad.
Simplicidad aterrizada en pura sencillez, rechazando lo complejo, lo rebuscado, lo que exige larga explicación. Simplicidad que me conecta con la emoción y el cuerpo por encima de las palabras. Simplicidad que se enraíza en lo que en Gestalt llamamos indiferencia creativa, una imperturbabilidad consecuente con la impermamencia de las cosas, y prima hermana de la filosofía Advaita.
Honestidad conmigo mismo. No sólo tomando conciencia de mi vulnerabilidad, sino aceptándola, abrazándola con cariño, porque sólo así podré disfrutar del proceso, de la maduración. O aprendo o acierto, pero siempre avanzo.
Y finalmente autenticidad, posiblemente consecuencia de las dos anteriores, porque ¿Qué es la autenticidad sino la honestidad revertida hacia afuera?
Autenticidad pues, para mejorar en empatía, para mantener mi asertividad, y sobre todo para crecer en compasión, esa compasión budista que nos iguala a todos sin dejar de respetar nuestras diferencias, esa compasión que no es para nada caritativa sino identificativa con el otro.
Ahí lo dejo, porque obviamente todo ello requiere concreción, que me reservo para mi, puesto que sólo a mi me incumbe, pero creo que el ejemplo expuesto puede resultar útil para ilustrar cómo desde los valores podemos empezar a decantar labores.
¿Este paso, esta decisión, este acto que voy a acometer ahora mismo responde a sofisticados argumentos de justificación o a obvios móviles de coherencia?
¿Esto que voy a emprender, parte de una sana reflexión, de un diálogo honesto conmigo mismo?
¿Lo que voy a mostrar es genuino o sólo pretende demostrar coherencia con el personaje que me he forjado cara a la galería?
En fin, preguntas que me formulo y que comparto a modo de ejemplo sobre eso, sobre cómo bajar de los ideales a los reales y hacer camino.
Si la reflexión te ha sido útil, dímelo, me ayudará a mejorar.
Si no lo ha sido, dímelo también, claro, me ayudará a mejorar.
Foto de Kevin Wang en Unsplash
Muchas gracias por tu apoyo Jesica.
El agradecimiento nos hace más amables y no sólo con los otros, también con nosotras mismas, y esa amabilidad hace que nos aceptemos más tal y como somos, que seamos más autenticas, más de verdad.
Pues eso, gracias por estar ahí, comentar y darte a conocer. Un abrazo. Manuel
¿es algo nuevo o ya te los habías planteado algún otro septiembre?
en cualquier caso si puede ayudarte en ser mejor como tú dices, si te hace más semejante a Dios, desde mi óptica, bienvenido sea
Intento planteármelo de vez en cuando. Creo que es bueno ir revisando tanto objetivos como “metas volantes” para evitar vivir en piloto automático.
¿Más semejante a Dios? No aspiro a compararme con él ni entra en mis planes emular su teórica omnipotencia.