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¿Cuál es el nudo gordiano de tu felicidad?

Acabo de leer “Atrévete a no gustar, libérate de tus miedos y alcanza la verdadera felicidad” de Ichiro Kishimi y Fumitake Koga, un interesante libro que me ha llevado a una profunda reflexión.

En uno de los capítulos, se hace referencia a una página de la historia relativa a Alejandro Magno. Parece ser que, durante su avance sobre el reino persa de Lidia, le hablaron de un carro consagrado en la acrópolis Gordias, que el rey anterior había atado firmemente a una columna del templo, y la leyenda decía que aquel que consiguiera deshacer el nudo conquistaría toda Asia. Se trataba de un nudo tan complicado que nadie había conseguido liberar, a pesar de que habían sido muchos quienes lo habían intentado.

Alejandro Magno ante la complejidad que tenía el desatar aquel nudo, desenvainó su espada y lo cortó por la mitad de un tajo, afirmando: “No es la leyenda la que determina el destino, sino el filo de la propia espada”. Huelga decir que desde entonces se convirtió en el gran conquistador de lo que hoy es Oriente Medio y Asia Occidental.

Esta anécdota me ha hecho pensar en la importancia de liberarnos de las ataduras heredadas (actitudes obsoletas, creencias limitantes sobre nosotros mismos, ideales o ideologías fuera de la realidad, conductas repetidamente equivocadas…) y la necesidad de estrenar cada día una nueva vida de espontaneidad, autenticidad, honestidad y agradecimiento. Porque… si nos consideramos víctimas del destino, víctimas de las circunstancias, víctimas de lo heredado, nunca resolveremos nuestro nudo gordiano.

La sabiduría está en reconocer que no podemos deshacer los nudos más complicados (las herencias parentales más profundas o los vínculos más íntimos de algunas relaciones interpersonales) usando los métodos de siempre. Si nada cambiamos, nada cambiará. Hay que darle otro enfoque, y ahí, ahí, es dónde podemos ayudarte.

Opina, debate y comparte. Namasté.

Foto1  Unsplash

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  1. Este post ha sido escrito por María Parera, por razones ajenas a nuestra voluntad (y atendiendo a los hados informáticos) aparece con mi autoría, pero justo es reconocer que el texto es suyo. Gracias Maria por tu contribución.

  2. Me gusta la afirmación de que desarmar los nudos “regalados” depende sobre todo del poder identificarlos de manera real. Distinguir lo propio de lo adquirido, y saber que está en cada uno de nosotros la posibilidad de hacer algo “diferente” al respecto!!! Un abrazo!!

    1. Siii Hay que respirar conciencia sobre los impulsos más automáticos y viscerales para tomar perspectiva y poder asumir una gestión responsable de nuestra más esencial libertad de responder según nuestras propias sensaciones y decisiones. Gracias por comentar y suscribirte, Karen. Un abrazo también para ti.