La paciencia es la madre de la ciencia
La paciencia es la madre de la ciencia, decía mi abuela. Y el padre de toda inteligencia, añadiría yo.
¡Qué poco valorada está esa virtud hoy en día! Todo es urgente, todo se requiere de inmediato. “Ya estás tardando” “Lo necesito para ayer” “Cómo voy a parar si ya estoy llegando tarde” … y así hasta el infinito.
Hemos normalizado el desespero. Ahora que ya estamos a las puertas del Black Friday no puedo evitar el recuerdo de mis queridos Reyes Magos. Sí, esos que no llegaban hasta el 6 de enero, pasado fiestas.
¡Cuanta ilusión y disfrute no había entre el 29 de noviembre (Black Friday) que empezábamos a escoger los regalos y escribíamos la Carta, y el día de la entrega! Hoy con el Amargon Prime no hay tiempo para la inquietud, cuando llega el día que deberías haber recibido el pedido ya lo has aborrecido. Y así vuelta a comenzar (sin pasar por la casilla de salida y sin cobrar las veinte mil pesetas, como se decía en aquel entonces)
Ser paciente hoy suena a abuelo, a un buenismo fuera de lugar. Todo lo que no sea hiperactividad es obsoleta pasividad.
Ya puede la psicología demostrarnos por activa y por pasiva que el niño que es paciente y que sabe postergar su premio acaba siendo el más sabio, el que más prospera, que la sociedad de consumo lo desmiente con su constante provocación.
“Lo puedo resistir todo menos la tentación” decía hace un montón de años Oscar Wilde. Pues si ahora levantara la cabeza…
“Keep Calm and Share Comfort” “Manten tu calma y compartirás confort” me digo yo.
La calma, la paciencia, la aquiescencia, el saber esperar, ayuda enormemente a prestar atención, y así a darnos cuenta de que parar es necesario, imprescindible. Porque contrariamente el automatismo de la eficiencia ciega la eficacia, y hace que lo urgente nos haga olvidar lo importante.
La actual supremacía de la urgencia sobre la importancia ha llegado a límites insospechados. Hoy para llegar a Roma corremos como locos hacia Rueda sin percatarnos que cuanto más corremos, cuanto más eficientes somos, más nos alejamos de nuestro objetivo.
Prestar atención es la base indispensable para edificar sobre algo estable nuestra maduración y crecimiento, y sin parar, sin ralentizar el ritmo de nuestras vidas no es posible esa magia del DARNOS CUENTA.
Sin paciencia no hay magia, no hay disfrute, no hay ilusión, sólo fugaz placer y adicción.
Foto de KEVIN CLYDE BERBANO en Unsplash
👍
❤️
Es así.
Hace unos días mi hermano, que tiene cuatro hijos, me pidió que, si podía, coger cuatro catálogos de juguetes de El Corte Inglés, para dárselos el día que nos viéramos en el cementerio. Me hizo recordar lo emocionante que era mirar los catálogos, y escoger algunos juguetes para pedirlos a los Reyes, y luego hasta que llegaba el día, mirar cada día el catálogo y pensar. De hecho creo que, en muchos casos, disfrutaba más del juguete en ese tiempo que no cuando lo tenía.
Siii No distinguimos entre el placer y el disfrute. Parece demostrado neurológicamente que el placer aboca a la adicción mientras el disfrute a la satisfacción.
Me complace que coincidamos (en esta ocasión y sin que sirva de precedente) 😂😂🙏