Cómo disfrutar de días de 26 horas.
“No me alcanza la vida.” “No llego.” “Estoy estresada.” son expresiones frecuentes que manifiestan queja, pero rara vez apuntan a solución. Y es que todos soñamos con algo más de tiempo para disfrutar, hacer o deshacer, pero el día se empeña en esas 24 míseras horas.
Tras más de una decena de cursos y talleres sobre gestión del tiempo, a cuál más complejo y sofisticado, me dispongo a compartir el simple resumen del método que a mi particularmente me ha funcionado.
Sólo una consideración previa: si no nos abrimos al cambio, si no estamos dispuestos a aprender, lo que significa a acometer una primera etapa de errores y posible desaliento, mejor ni intentarlo. A mi me llevó más de un mes de rodaje y mucho recelo inicial, pero lo cierto es que después, me ha quedado claro que vale la pena el esfuerzo.
Pues bien, os cuento brevemente los 5 pasos a seguir cada mes:
- Registro. Se trata de parar y prestar atención a las rutinas y tareas que normalmente hacemos en una semana tipo y el tiempo que invertimos en ellas. Y en paralelo, determinar cuál o cuáles son los propósitos (profesionales y personales) que nos queremos marcar. Rápidamente nos daremos cuenta de que los principales ladrones de tiempo son las reuniones, la volubilidad de nuestra concentración (léase multitarea) y la ansiedad y estrés asociados a todo ello, pero no nos adelantemos a los acontecimientos.
- Valoración. Pongámosle ahora conciencia a lo que son “gastos” y lo que son “inversiones” de tiempo y energía en cuanto a su impacto en el propósito en cuestión. Veamos hasta qué punto nos dominan las urgencias sobrevenidas que son el núcleo matricial del bajo rendimiento. Aprendamos a delegar y/o posponer lo no apremiante.
- Orden y categorización de tareas. Para pasar de la cultura del exceso a la cultura de la simplificación hay que empezar por el cuidado en la formulación de los enunciados de las tareas. ¿Se trata de encuentros, proyectos, acciones o actividades? Cuanta mayor sea la traducción de todas ellas en actividades (molécula de acción) mayor será la motivación y facilidad de iniciar la ejecución. Ah! Y una vez así “desmenuzadas” (en la medida de lo posible) todas las tareas también resulta más sencillo el clasificarlas en: TOP (Podio de Tareas de alto impacto) TODAY (lo que hoy toca sí o sí) DELAY (lo que debo/quiero hacer, pero no es apremiante) DONE (lo hecho a plena satisfacción)
- Decisión y acción. Manos a la obra, con empatía y asertividad si se trata de algo relacional, o con cuidado y convicción si se trata de algo vinculado a un diálogo interno. Las dudas son lícitas hasta llegar al compromiso, una vez allí, hay que ponerles límite y establecer un territorio de confianza en lo nuevo.
- Satisfacción y revisión. La confianza y la labor bien hecha son la base de la autoestima, y, consecuentemente permiten ir escalando poco a poco el nivel de autoexigencia sin caer en el perfeccionismo primo hermano del pasotismo. La filosofía Kaizen de mejora continua se basa en eso: alternar rutinas con revoluciones, satisfacciones con revisiones, ganando minuto a minuto esa jornada feliz de 26 horas. 😉
Foto de Nick Hillier en Unsplash